20 de septiembre de 2011

El ciudadano sentimental, una propuesta política

De mi viaje a Estados Unidos han quedado grandes cosas en el recuerdo, especialmente, el maravilloso ambiente que se respira al pasear por Central Park, pero lejos de esos recuerdos, el libro que pude leer en los largos y desesperantes tiempos de espera para montar en aviones, coger trenes... es también digno de mención. Me refiero al libro de filosofía política escrito por George E. Marcus que se titula The Sentimental Citizen, sin duda, de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Dado que su lectura no es muy complicada y no es muy extenso -apenas 148 páginas- he creído conveniente recomendarlo a los seguidores de Estrellando la Estrella -si es que aún los hay. Aunque su precio también lo hace  menos recomendable -cerca de 27 dólares-, puede encontrarse en Amazon por apenas 10 dólares en versión electrónica -enlace-. Esta es su bonita portada -visto que las fotos atraen tantas visitar aprovecho para poner alguna:


El punto de partida de este libro es analizar las actuales propuestas dominantes dentro del mundo de la filosofía política, a saber, las de Jürgen Habermas, J. Fishkin o Karl Popper, atendiendo al modo que tienen de concebir al ciudadano y, sobre todo, su naturaleza. Según estos autores, la ciudadanía política necesita ser racionalizada, las instituciones políticas deben tratar de alcanzar una sociedad mucho más racional que se ocupe y preocupe de un modo concienzudo los problemas políticos que nos atañen. El mejor modo de hacerlo no es otro que el cultivo de la razón y la eliminación de los sentimientos que, a priori, serían opuestos a ella. 


 Sin un buen diagnóstico del ciudadano y la sociedad, cualquier propuesta política está destinada a fracasar, de modo que, las propuestas actuales no tienen posibilidad de éxito ya que, según Marcus, su modo de concebir al ciudadano político es falso, porque la separación absoluta entre emoción-razón, no sólo es irreal, sino contraproducente para el funcionamiento de la política. Por ello, él propone una concepción diversa del ciudadano político, tomándolo como ciudadano emocional, en el que razón y emoción se complementan y están en constante relación, es decir, no son antagónicas. Para mostrar esta ligazón Marcus adopta una metodología innovadora dentro del campo de la filosofía política; la aportada por las neurociencias, lo cual convierte su libro en uno de los pimeros en iniciar el campo de la neuropolítica. 

Lo que en principio se presenta como un trabajo teórico, de conceptuación de la verdadera realidad política en que nos movemos, acaba tocando tánto en la realidad de la misma, que le permite a nuestro autor incluso diseñar ciertas propuestas prácticas, como, por ejemplo, el fortalecimiento de ciertos sentimientos morales en el mundo político, la clasificación de los tipos de votantes, la importancia de la buena retórica en el discurso político y, sobre todo, la destrucción de ciertos mitos acerca del mal funcionamiento de la política actual, ya que, no es que la ciudadanía sea tonta para no saber ejercer su papel, sino que, quizás, no es motivada lo suficiente como para juzgar racional y cuidadosamente el mundo de la política, que lo perciben como algo externo a ellos, como algo que no les ocupa y, sobre todo, preocupa emocionalmente. Por ello Marcus reivindica lo emocional.

No quiero seguir destripando el contenido del texto, así que acabaré diciendo que Marcus es un gran erudito, de modo que maneja una gran cantidad de conocimientos que convierten la lectura en más placentera e itneresante; lo mismo utiliza ejemplos de la Alemania Nazi, de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, el gobierno Bush, los atentados del World Trade Center, que, por ejemplo, maneja novelas de autores contemporáneos y modernos o ejemplos de la ciencia ficción como el capitán Spock -momento en que se ganó mi "me gusta" absolutamente.

Javi

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