27 de mayo de 2011

Jan Palach y el muro. Entre socialismo y liberalismo.

Tras un pequeño viaje por Europa regreso con otra entrada para el blog. Esta vez aparezco con algo poco comercial pero tan interesante como actual. Tras visitar la Plaza de Wenceslao de Praga, donde encontramos la placa conmemorativa a todas las víctimas del comunismo –en el supuesto lugar donde el estudiante Jan Palach se autoinmoló prediéndose fuego como protesta ante el régimen comunista- y ver una ciudad marcada aun por él, a pesar de la caída del Telón de Acero en 1989. Mi tema no podía ser otro que algo relacionado con la política. Más aún tras las convulsas y extrañas elecciones autonómicas que hemos vivido en nuestro país, dónde el fenómeno de Democracia Real y sus acampadas de protesta muestra la fortaleza de una sociedad civil que pide soluciones a los políticos –quizás la crítica del sistema no deba ser el fin de este movimiento sino un primer paso para algo más-.



Por ello vengo con la recomendación de un libro llamado Man and Society publicado en 1963 por John Plamenatz, filósofo serbio que se formó en la Universidad de Oxford. Aunque parece un libro antiguo, nada podría ser tal actual como esta maravillosa obra compuesta de dos volúmenes, ya que como podemos ver en su título trata de elaborar una análisis histórico del modo en que los diversos pensadores políticos han tratado de conjugar la realidad del individuo autónomo - man - con la sociedad -society- en que está obligado a convivir con otros sujetos también autónomos.



Comenzando con la obra de Maquiavelo y finalizando su estudio con la teoría de Karl Marx, Plamenatz muestra la dificultad que el mundo europeo ha tenido siempre de conjugar los ideales liberales –centrados en el sujeto libre- con los socialistas –que buscan ante todo la consecución de una sociedad de individuos iguales en cuanto a cuestiones de justicia social, es decir, repartición de riqueza, igualdad de oportunidades…- Aunque Plamenatz destaca por ser un experto en los autores liberales como Locke o Hobbes – cuyo análisis es exquisito – no es menos capaz de mostrar los orígenes y elementos esenciales del pensamiento socialista.

Con obras así podemos alcanzar una visión esquemática y conceptual que nos sitúe en el mapa político actual que, a ciencia cierta, olvida – bien por necesidad o por deseo- algunos de sus principios básicos. Ni el comunismo defendía la esencia del pensamiento social del que surgió, ni nuestros partidos políticos acaban de definirse por sus supuestos respectivos ideales, no digo que esto sea malo, pero los ideales -valores tradicionales- siempre nos sirven de guía para afrontar el futuro, sabiendo que éstos no son eternos sino que tienen que acoplarse a los tiempos. Algo para pensar en política, ¿por qué no?

Javi

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