26 de abril de 2011

INCLASIFICABLES: Efecto Zeigarnik y educación.


Viajamos en el tiempo hasta los años 20.Imaginaos una ajetreada cafetería llena de camareros yendo y viniendo. En medio de este caos, Bluma Zeigarnik toma café cuando observa un hecho: los camareros recuerdan los pedidos de sus clientes con mucha facilidad cuando aún no han pagado. Sin embargo, una vez se van de la cafetería, lo olvidan sin remedio. Así fue como, tras una serie de experimentos, la joven investigadora Zeigarnik descubrió el “efecto Zeigarnik”, que consiste en que los seres humanos tendemos a recordar más fácilmente las tareas inacabadas que aquellas ya concluidas.
Bluma Zeigarnik

Cuando me enteré de este efecto, pensé que era interesante. No le pude encontrar mucha utilidad práctica al primer momento, pero seguí dándole vueltas, y recordé algo que me lleva pasando toda la vida. En el colegio, en el instituto, y ahora en la universidad he sido siempre un buen estudiante. En los exámenes saco buenas notas. Pero cuando el profesor pregunta cualquier cosa que nos hayan explicado el año anterior, yo nunca me acuerdo de nada. Absolutamente nada, incluso menos que el resto de compañeros. No deja de ser algo extraño
Pero al juntar el “efecto Zeigarnik” con el hecho anterior, todo cobra un sentido nuevo. Yo nunca he estado muy motivado a la hora de ponerme a empollar. Lo veo como un mal necesario antes de dedicarme a  hacer alguna cosa que realmente disfrute. Estudio, hago el examen, apruebo y tarea finalizada. Al día siguiente ya lo he borrado todo, genial. Tiempo bien aprovechado
Lo verdaderamente triste es que esto, que a mí creo que me pasa de forma extrema, posiblemente le ocurra a todo el mundo. Y aunque sea fácil echarle la culpa a otro en lugar de asumir la parte propia de responsabilidad, en este caso no somos los estudiantes el problema. Es el sistema el que debe cambiar. La educación se ha transformado en un simple daño colateral en el proceso de aprobar un examen. Si conviertes la educación en algo que haces por pura obligación, pierde todo su significado y se vuelve inútil. Un formalismo que se debe hacer, como las comidas con los suegros. Una tortura diaria donde mantener a personas prisioneras dentro de un aula. Lejos de ser un fin, la educación debería ser un medio, donde lo importante no es conseguir un título o un post-grado, si no adquirir conocimientos que realmente quieres adquirir. Creo que en el futuro –próximo o lejano-, la educación dejará de guiarse por el concepto de aprobado-suspendido, y  pasará a convertirse en algo más orgánico y dinámico, donde lo que se valoran son otras cosas. Quizá más que creerlo, me gustaría que fuera así.

Dejaré sin criticar a las buenísimas universidades españolas, a la clase política que usa la educación como moneda de cambio y al nepotismo modernizado que rige la jerarquía educativa. Espera, ¿o igual ya los he criticado?
                                                                                       Carlos

Fuentes: Leí sobre el efecto Zeigarnik en 59 seconds, de Richard Wiseman.

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